jueves, 28 de noviembre de 2019

Masacre de San Fernando: la verdad

A las siete de la mañana del 24 de agosto del año 2010 y después de recorrer 22 kilómetros caminando, un ecuatoriano mal herido llegó hasta un retén del ejército en la carretera 101 de Tamaulipas. Se arrastró hasta el primer soldado que encontró y le dijo: 

“Soy Freddy Lala Pomavilla de 18 años, inmigrante ecuatoriano. Hombres armados nos secuestraron. Los mataron a todos”.

Antes de ir al hospital, el ecuatoriano acompañó a los soldados hasta un rancho abandonado en el municipio de San Fernando donde había ocurrido la masacre. 

En el interior, 58 hombres y 14 mujeres yacían ejecutados. En su mayoría eran centroamericanos, pero, también había ecuatorianos, brasileños y un indú.

El secuestro de migrantes era un nuevo negocio criminal que pusieron de moda "Los Zetas", los secuestraban, los obligaban a trabajar con ellos o simplemente solicitaban rescate a sus familias.



El drama de los 74 migrantes había comenzado tres días atrás a sólo unos kilómetros de la ansiada frontera con EUA. Todos viajaban en dos autobuses, ya en el municipio de San Fernando, fueron secuestrados y conducidos hasta un alejado rancho abandonado. 

Los bajaron, les ataron las manos y al día siguiente les dieron dos opciones: trabajar como sicarios para "Los Zetas" o la muerte. 

Según informes, sólo uno aceptó el ofrecimiento.

Después de la negativa, les vendaron los ojos y los fueron ejecutando, uno a uno. Los cadáveres pasaron 24 horas, hasta que Luis Freddy, uno de los dos sobrevivientes, dio aviso a los militares.

En aquellos años, el entonces Cártel de "Los Zetas", separado ya del Cártel del Golfo, controlaba gran parte de Tamaulipas. 

Con el paso de los meses se supo que la masacre de San Fernando, no fue una tragedia aislada, sino uno de tantos episodios, de una larga lista de desapariciones de migrantes. En meses posteriores, se descubrieron más de 300 cadáveres enterrados en 47 fosas clandestinas.

El día de la masacre, "Los Zetas" tenían implementado un retén en la carretera San Fernando-Matamoros, el jefe de plaza era "La Ardilla", quien ordenó a Martiniano Jaramillo alias "El Pata de Queso" o "Z74", detener los autobuses ADO, interrogar a los ocupantes, descartar la posibilidad de que fueran contrarios y obligarlos a enrolarse con su organización criminal.

Para ese entonces, "Los Zetas" mantenían una guerra contra el Cártel de Sinaloa, el gobierno federal y el Cártel del Golfo; por tales batallas, necesitaban de refuerzos.

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