En Santiago de Chile se vivía día tranquilo, sus habitantes paseaban por las calles; en los parques las familias disfrutaban de un domingo familiar.
De repente, una camioneta gris pasó a toda velocidad, la perseguían varios autos desde los cuales le disparaban. Amado Carrillo desesperado, vigilaba desde el asiento trasero de la camioneta. Incluso para alguien como él, acostumbrado a la impunidad, a salirse con la suya y todopoderoso, los segundos le parecían eternos. Jadeaba y gritaba órdenes a su chofer. No atinaba a descifrar quiénes estaban al volante de los coches que lo seguían. Al "Señor de los Cielos" enemigos no le faltaban.
"Por la virgencita de Guadalupe y por mi patrón Malverde, si salgo de ésta, no voy a dejar vivos a ninguno de estos", dijo Carrillo Fuentes.
El chofer de Amado Carrillo hipnotizado por el peligro, no se detenía ante obstáculo alguno, únicamente se guiaba por su instinto de supervivencia, desde hacía años atrás, tenía una sola encomienda, salvaguardar la vida de su jefe; Amado Carrillo Fuentes alias "El Señor de los Cielos".
Uno de los coches, maniobró con un rechinar de llantas para retomar el rumbo de la camioneta que había dado vuelta en una glorieta. Los disparos destrozaban todo, la gente corría despavorida. El sicario de Carrillo Fuentes siempre dispuesto a jugarse el pellejo por su patrón, conducía desbocadacadamente entre órdenes y contraórdenes que lo confundían.
"De ésta lo saco, porque lo saco patrón" gritó el sicario.
Después de salir de las pequeñas calles y atravesar una de las grandes autopistas chilenas, la camioneta entró en un terraplén dejando tras de sí una nube de polvo. El chofer del "Señor de los Cielos" frenó la camioneta frente a la cerca que los separaba del interior de un aeropuerto privado. Les habían sacado considerable ventaja a sus perseguidores, nada menos que los hermanos Arellano Félix.
El sicario y el capo bajaron de la camioneta, miraron hacia atrás divisando a la distancia a los coches de los Arellano, corrieron angustiados y como arañas escalaron una malla que los separaba del avión que les salvaría la vida.
Ramón, Benjamín Arellano y Fabián Martínez "El Tiburón" esperaron que el avión desapareciera en el cielo y frustrados regresaron a sus vehículos.
"De pura chiripa se salvó" comentó malhumorado Ramón.
"Cuando a uno los sacan del escondite, no le queda de otra más que volver como perro arrepentido a la casa. ¿Cuánto apuestas a que se fue a México?, le respondió Benjamín.
"Ya veremos quién mata a quién", dijo Amado Carrillo ya más tranquilo y en pleno vuelo.
Los hermanos Arellano se dirigieron al refugio de "El Señor de los Cielos", lo habían localizado gracias al chivatazo de un infiltrado en el Cártel de Juárez. Tras derribar la puerta del apartamento, por la cama revolcada, las prendas de ropa tiradas y el montón de papeles rotos, dedujeron que había sido abandonado pocas horas antes. Tratando de encontrar alguna pista que los condujera hasta su presa, revisaron los papeles y lograron armar el rompecabezas: una fotografía del capo revelaba un plan hasta ese momento secreto.
"Este maricón se va cirugíar" dijo Ramón Arellano.
La aeronave del "Señor de los Cielos" aterrizó en una de las tantas pistas clandestinas que tenía en el DF.
Vicente Carrillo Fuentes alias "El Viceroy" ya lo esperaba.
"¿Cómo te fue carnal?, no me digas que estuvo movidita la salida de Chile", gritó "El Viceroy".
"Mira Amado, sé que estas enojado y no es para menos, pero creo que antes de tomar cualquier decisión radical lo mejor sería que habláramos con "El Padrino", estoy seguro que él nos va a orientar para darle a todo esto la mejor solución"
"Es que ya ves cómo es Miguel Ángel, me va querer tranquilizar, y la verdad, ya estoy harto; por tratar de respetar las reglas del negocio, casi me matan en un restaurante y en Chile" dijo Amado.
A pesar de que la suerte seguía estando de su lado, Amado Carrillo Fuentes comprendía que tenía muchas guerras abiertas, por un lado, algunas autoridades soñaban con detenerlo y presentarlo como trofeo, por el otro, los hermanos Arellano, quienes a como diera lugar lo querían muerto.
Miles de envidias recorrían el mundo de las drogas, todos querían el trono que dejaba "El jefe de jefes".
"Cuando estas en lo más alto, hasta el más fiel querrá tumbarte", pensaba Amado.
Tras la captura de Miguel Ángel Félix Gallardo, el mundo del narcotráfico se dividió, en un principio la idea era que los cárteles operaran en conjunto, hombro con hombro, sin embargo, eso no era el sueño solo de los capos, sino también de los políticos más poderosos y siniestros del país, como Carlos Salinas de Gortari.
"El Señor de los Cielos" tenía razón, los nuevos capos como Benjamín, Ramón, "El Chapo" y "El Güero" intentarían quedarse con el negocio, atrás había quedado la idea de trabajar como una corporación criminal.
Amado Carrillo Fuentes desde entonces se hizo asiduo de las cirugías plásticas, no por ocultar su identidad y evitar ser capturado, sino por vanidad. Había crecido con un trauma, de niño se burlaban de él por sus orejas, así que cuando tuvo la oportunidad, se las arregló.
La guerra contra los hermanos Arellano Félix seguía viva, pero "El Chapo" ayudó a aminorar la persecución. Ramón también estaba peleado a muerte con su antiguo socio y amigo, Joaquín Guzmán Loera. Quizás los intentos fallidos de ejecutar al "Señor de los Cielos", hicieron que los hermanos cambiaran un poco las prioridades; a Carrillo Fuentes aún lo querían muerto, pero ahora la prioridad era "El Chapo Guzmán" porque estaba creciendo a un ritmo muy rápido dentro del mundo del narcotráfico.
Continuará..
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