Cuando Ernesto Zedillo asumió el poder, uno de sus planes era deshacerse políticamente de la maestra Elba Esther Gordillo, quien desde la SNTE le había hecho la vida de cuadritos mientras él era el titular de la Secretaria de Educación Pública.
Cuando Zedillo resultó el elegido como presidente de la República, la maestra supo que su suerte estaba echada, y que era el momento de hacer algo para contrarrestar los malos designios. No era para menos la preocupación de la maestra, desde el primer minuto de su gobierno, Ernesto Zedillo mandó un mensaje claro a la líderesa de la SNTE; "Es mejor que se vaya del país".
Elba Esther Gordillo sabía que el gobierno federal planeaba realizar auditorias a su persona, a la dirigencia del gremio magisterial y a sus allegados más cercanos, pues los recursos que obtenían del erario federal, eran multimillonarios. Además, también estaba el ingreso mensual de las cuotas de los maestros y trabajadores de la educación, que igualmente sumaban millones y que todo esto, era mal gastado por la maestra.
Con todos esos miles de millones, Elba Esther Gordillo se posiciono por encima de gobernadores, legisladores, intelectuales, periodistas y presidentes. Cuando la maestra supo que Zedillo indagaría en sus cuentas y en las de sus socios principales, comprendió que estaba en peligro su poder y su libertad.
De manera urgente y absolutamente fuera de sí, citó a los miembros de su equipo más cercano y se los llevo fuera del país, les dijo que se irían a un lugar lejano en África donde buscarían una solución a la difícil situación.
Elba Esther Gordillo practicaba la santería y la brujería, todo lo que le brindara suerte para seguir en el poder, lo compraba, lo hacia o lo llevaba a cabo. Pero, con la amenaza presidencial, el problema no se trataba de un simple hechizo, sino se trataba de buscar la manera de controlar totalmente al presidente.
En Marruecos un brujo le dijo que necesitaba uno de los trabajos más peligrosos del vudú, el sacrificio de un león vivo. El brujo le indicó que tenía que ir a Badashat, el santuario de los brujos de vudú, donde habitaban los más poderosos y apegados a lo oscuro, los únicos que podían hacer un trabajo con un león.
Después de recibir la información el grupo de Elba Esther contrató un guía y se traslado a Nigeria. Ya en el lugar, un hombre negro, pequeño, desdentado, flaco y viejo, pregunto a la maestra si el trabajo que quería era para el jefe de su tribu.
El trabajo costó más de 45 mil dólares.
El brujo preguntó si los ojos del jefe de la tribu eran cafés. Comento también que tardaría un día en conseguir el león.
Al día siguiente se presentaron siguiendo las instrucciones del brujo: que Elba Esther no se bañara, que no dejara caer un solo cabello, que si estaba reglando llevara su toalla, y que llevara un cambio de ropa.
Cerca de diez personas estaban sacrificando al animal, el brujo clavó un cuchillo en el ojo del león, y comenzaron a quitarle la piel y recolectaron la sangre. Metieron a la maestra en una choza de paja y barro, sin quitarle la blusa y el short, le empezaron a untar los testículos, las vísceras y la sangre, le amarraron la piel de la fiera y con las pezuñas le dibujaron diversos signos, todo esto en medio de cánticos. El ritual consistía según el brujo, en transmitirle la fuerza del león a Elba Esther. Después la colocaron junto a la pared y la levantaron, poniéndola en una especia de pedestal donde no tocaba el piso. Debajo de sus pies pusieron diversas figuras de barro negro. Le pidieron que agarrara fuerte una de las fotos del presidente Zedillo. El lugar olía espantoso, y tenia una cantidad impresionante de moscas. Todo el ritual duro más de cuatro horas, el olor era insoportable.
Después del ritual el brujo empezó a burlarse de Elba Esther, a través de un interprete le dijo que ella no tenia idea de lo que le iba costar eso, que no se trataba de dinero, si no que pagaría con lo que mas quería. Varias horas después, recibieron una llamada en el teléfono satelital que llevaban, era la secretaria particular de la presidencia, quien dijo que el presidente Zedillo quería hablar con la maestra. El hechizo empezaba a funcionar.
Poco tiempo después del viaje a África, uno de los hijos de su hija Maricruz Montelongo, falleció de manera trágica, era el nieto preferido de Elba Esther Gordillo.
El poder de Elba Esther Gordillo lejos de terminar, aumento, los presidentes siguientes Fox y Calderón, dependieron igualmente de su poder económico y electoral.
Fuente: Libro "Los brujos del poder" de José Gil Olmos
Fuente: Libro "Los brujos del poder" de José Gil Olmos