miércoles, 6 de diciembre de 2017

Francisco I. Madero: "Médium, Escribiente y Espiritista"

Desde los primeros días de enero de 1900, en el ático de Menfis, el rancho levantado sobre las tierras de San Pedro de las Colonias, Coahuila, Francisco Ignacio Madero González, un joven de apenas 27 años, estableció contacto  con varios "espíritus" que le hablaban de la importancia que él tendría para el futuro de México y el mundo.

Todo empezó cuando Madero  tenia 17 años y viajó a París para estudiar administración y comercio. Durante los primeros años en esa ciudad llevo una vida de derroche, pero hacia 1891, cuando toda su familia se había mudado ya a la capital francesa, Madero conoció los trabajos de Allan Kardec sobre el "espiritismo".

En este país empezó a practicar sus dotes de "médium escribiente", pero fue hasta su casa de Coahuila, donde los "espíritus"  le revelaron algunas acciones que debía llevar a cabo. La primera vez que Madero sostuvo comunicación de "espíritus" escribió una línea ilegible. Después de la segunda sesión comenzó a recibir un mensaje que lo impactó profundamente; "Ama a Dios sobre todas las cosas, y a tu prójimo como a ti mismo".

A partir de entonces Madero mantuvo comunicación con los espíritus durante ocho años. Sus manos escribían textos de manera automática cada vez que entraba en trance.

Madero firmaba las comunicaciones que le dictaban los espíritus como Raúl, que era el nombre de uno de sus hermanos, que había muerto en un incendio a los cuatro años.

Después firmaba como José Ramiro, y más tarde con los nombres de quienes no sólo marcarían el curso de su vida sino la del país, pues en estas comunicaciones se revela que fueron los espíritus libertarios los que guiaron a Madero durante el movimiento político que detonó en la Revolución Mexicana.

Fuente: Libro "Los Brujos del Poder (El ocultismo en la política mexicana)" de José Gil Olmos con Prólogo de Julio Scherer.


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