viernes, 20 de enero de 2017

La niñez, juventud y criminalidad

La historia de la humanidad se puede contar a través de pasajes de violencia y agresiones que fueron marcando ésta “evolución humana”, en las escuelas desde siempre nos han enseñado a memorizar fechas de batallas y guerras, en vez de inculcarnos la paz, el respeto ajeno y la sana convivencia, desde ahí comienza la maldad. El civismo que nos ayudaba para tratar de educarnos correctamente desde temprana edad, fue anulado de las escuelas.

Vivimos actualmente en una sociedad llena de violencia, la narcocultura se arraigó y llegó para quedarse, aunque al final cada persona decide lo bueno y lo malo, tenemos que puntualizar que hoy día, lo que vemos en la televisión, internet o lo que escuchamos nos mueve las ideas y muchas veces nos sentimos identificados.

Un claro ejemplo son los narcocorridos, este “género” de música, ha influido muchísimo en la sociedad, sobre todo en los mas pequeños, estos, siendo los más vulnerables, nacieron y crecieron en una época donde escuchar sobre armas, droga y ejecuciones es normal. Psicológicamente vivir en un mundo de violencia afecta las emociones y cuando combinamos agresiones, desatención, violencia, pobreza y falta de educación, tenemos como resultados, jóvenes capaces de realizar matanzas como la de días pasados en Nuevo León.

En nuestro país, la fórmula de combatir la violencia ha sido tratar de erradicarla con más violencia, eso es totalmente inadecuado y erróneo, para iniciar, no debería existir la violencia, si vives en una sociedad y en una familia llena de valores, atención, educación y sin carencias, es muy difícil que existan eventos criminales.

Históricamente el hombre, en su necesidad de ingreso a la sociedad, acepta la transición de mantener la paz con la violencia, cada vez que se ve alterada esa paz social se intenta recuperar a través de actos violentos, ¿Es en realidad la única manera que tenemos de lograr la tan ansiada paz?, estas situaciones son comunes y recurrentes en nuestro país y en el mundo. En México se supone que contamos con un derecho a la libertad de expresión, pero la realidad es que vivimos con un gobierno represor y violento, donde no existe ni el estado de derecho ni la libre expresión.

Como ejemplo únicamente mencionaré las matanzas de 1968 y Ayotzinapa. Los dos desafortunados eventos tienen un común denominador, Estudiantes inconformes luchando por ideales.

En todo el mundo, el dueño al derecho a la violencia para mantener la paz social es el estado. Para mantener la paz siempre se amenaza con el uso de la violencia y la agresión. Estos mecanismos son utilizados contra aquellos grupos que intenten alterar la “estabilidad social”, los grupos que normalmente se manifiestan y exigen derechos son grupos estudiantiles, esto es común, principalmente porque los jóvenes tienen ideas frescas, conocimientos y exigen igualdad social que la educación les ha enseñado.

Las poblaciones carcelarias oscilan de entre los 16 y 25 años, y, si bien podemos encontrar sujetos que se salen del rango, también mantienen las características violentas que caracterizan al grupo, violencia a temprana edad. Las situaciones de marginalidad y soledad confabuladas e incrementadas con el abuso y las agresiones durante la niñez, nos llevan a tener personas con ideas de venganza, aptos para ser maleante.

Considero que una mala situación socioeconómica, es uno de los principales factores de riesgo en la población joven, porque va creando doble personalidad o bipolaridad, que en muchos casos intenta salir y liberarse mediante la agresividad.

Desafortunadamente en la mayoría de los casos, estos síntomas, psicológicamente no son tratados a tiempo, y al final ocurren fatalidades. Dado que el demográfico infantil es muy vulnerable, es necesario saber cuáles son sus pensamientos, cuáles son sus traumas y sus necesidades familiares, para atacarlos. Ten bien presente que tus hijos no solo necesitan dinero y bienes materiales, es básico tener armonía familiar, platicas, saber y conocer sus miedos, sus necesidades, su relación con la sociedad, su forma de pensar y ver el mundo, llevarlos de la mano diariamente, explicar el porqué de eventos violentos y calamidades que ocurren en la vida cotidiana, esto ayuda muchísimo para evitar crear delincuentes.

El pasaje de la niñez y la juventud, evoluciona a través de eventos que marcan tu vida, es decir, si de niño se te inculco a leer y comprender, esto te dará ideales propios, existirá crecimiento mental, personal y podrás desarrollarte mejor en sociedad. La adolescencia es similar, es la etapa donde a los jóvenes normalmente les falta algo y ese algo salen a buscarlo a la calle, en ella estos adolescentes son muy fáciles de engañar y aquí es donde se cruzan dos caminos, y deben decidir por uno; el camino del bien o el mal, desafortunadamente la mayoría elige el camino fácil.

Ante tal desamparo el joven tiende a refugiarse en su propia falta, y ante la ruptura del tejido social, esto agudiza su crisis de valores, entonces comienza a juntarse en lo que modernamente damos a llamar Tribus Urbanas, que es un conjunto de personas que se unen en su aislamiento y que adquieren códigos de convivencia cerrados, muy rígidos, tanto como deben serlo para mantener su cohesión. 

Estos grupos se identifican por desatenciones y problemas familiares, y pueden llegar a ser violentos y agresivos ante la sociedad, esto les permite adquirir identidad al confabularse con otros con los mismos problemas, incluso los grupos marginales más violentos funcionan de la misma manera y se originan por el desinterés, la falta de educación y la incomprensión.

La mejor observación de la criminalidad se puede apreciar en las instituciones carcelarias, donde, grupos rivalizan entre sí, y el personal de la prisión deja su verdadero rol para convertirse solamente en reguladores. Se supone que las cárceles mexicanas son centros de readaptación para integrarse a la sociedad nuevamente al salir, la realidad es que, entra un simple ratero y sale otro renovado y recargado con maestría y doctorado en asesinato, narcotráfico, robo, violación, secuestro y cuanto más acto delictivo exista, esa es la realidad de nuestro sistema penitenciario.

El desafío es crear mecanismos de convivencia basados en la comprensión, pero no en una comprensión solo afectiva y emocional, sino también científica y psicológica, entender los finos mecanismo de integración social controlada, que deje la necesidad de violencia y agresión representada en su más mínima expresión, es decir en el nivel de la amenaza, pero una amenaza que precisamente tiene sus efectos en que nunca se concreta y de esta manera facilita la regulación y vinculación social.

Pero en nuestro México, el estado quien debe ser el motor de desarrollo cultural y de educación es el artificie principal de la violencia. En México no existe la enseñanza a la cultura, no existe una educación de calidad, en México lo que tenemos es un sistema que te quiere tener en la ignorancia, y la ignorancia lleva a un solo camino, la violencia y la criminalidad.

Así que solo queda una cosa, que en familia se generen acciones de aprendizaje, jamás dejes al desamparo a los niños, ellos necesitan muchísima comprensión, explicaciones, pláticas, educación, actividades y armonía familiar. No le dejes toda la obligación a los maestros, si, su trabajo es enseñar, pero un 70% del desarrollo es la educación y los valores que se aprenden desde casa, debes generar empatía a los hijos e inculcar principios que sean utilizados en la vida diaria. Enseñar desde temprana edad a estudiar, respetar, comunicar, leer, tocar un instrumento, practicar un deporte, genera disciplina, y esta disciplina lleva a crear un ciudadano correcto y comprometido que elegirá sin duda caminar por el sendero del bien.

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