Estados Unidos es una de las
naciones más poderosas del mundo por muchas razones, una que siempre ha resaltado, es tener como proveedor principal a México, históricamente México se
ha dedicado a ser una “miscelánea” para los Estados Unidos, ellos vienen y se
llevan todo lo que necesitan, sin trabas, sin explicaciones y con el
consentimiento inefable de nuestros flamantes vende patrias presidentes.
Es indigno, imperdonable y una traición
a la patria que el representante de un país olvide y minimice las necesidades básicas
de su propio pueblo, para someterse y permitir el saqueo de las riquezas de su país,
y obtener beneficios personales.
El usurpador, títere, corrupto,
asesino e ignorante Enrique Peña Nieto que se robó la presidencia de la república en 2012,
mediante una confabulación siniestra de corrupción y un descarado fraude
electoral, va preparando su salida de la presidencia, él sin culpa ni
remordimiento literalmente ha entregado a extranjeros y a Estados Unidos el destino
de todos los mexicanos.
Estados Unidos es una potencia mundial por una gran razón,
a un lado cuenta con un país enorme, rico en todos los aspectos, disponible
para sus necesidades, caprichos, el cual puede saquear y devorar a su antojo.
Peña Nieto, descaradamente le abrió
las puertas del país a un personaje que desde siempre discrimino y criminalizo
a los mexicanos. Nos humillo abiertamente, nos convirtió reiteradamente, en
blanco de sus “propuestas de campaña”. Prometió aplicar un criterio racista y
fascista contra una nación que provee de mano de obra barata y eficaz, a los
Estados Unidos y que gracias a esto lo ha llevado a ser una de las naciones más
desarrolladas del planeta.
Durante el inicio de las
hostilidades con los Estados Unidos por el dominio de Texas, y que desembocaron
con la guerra abierta entre México y el vecino país en 1846; el
general-presidente, Antonio López de Santa Anna, perdió la batalla de San
Jacinto (21 de abril de 1836) frente a Sam Houston. Y cayó prisionero. A cambio
de su liberación y rogando lastimeramente por su vida, firmó el Tratado de
Velasco que reconocía la independencia de Texas. Santa Anna vendió esa traición
como un acto patriótico. Así como hoy el ignorante Enrique Peña Nieto,
justifica y defiende totalmente a Donald Trump.
Santa Anna y Peña Nieto pasaran a
la historia como los peores traidores a la patria.
Una de las condicionantes políticas
que forzosamente se tendría que exigir a Trump, a fin de recibirlo y
reconocerlo como jefe de estado, es la necesaria disculpa pública tras agraviar
por casi más de un año y por todos los medios, a la nación mexicana.
La visita como candidato de Trump
hace meses en suelo mexicano nos mostró que seguimos siendo insignificantes
para los Estados Unidos. Fue una falta de respeto hacia la sociedad mexicana, y
un acto de felonía. Así de simple.
Desde entonces lejos de darle al
pueblo de México buenos augurios políticos para el futuro en la relación
bilateral México-Estados Unidos, Peña Nieto volvió por enésima ocasión a
mostrar señales de ignorancia e incapacidad, aspectos que se conocían desde que
hurto la presidencia de la república.
No tenemos que volvernos locos
con la posible salida del Tratado de Libre Comercio, tienes que saber que uno
de los principales factores de la migración hacia Estados Unidos (más de 30
millones de mexicanos) y la quiebra de un motor de crecimiento como lo era la
agricultura, ganadería y el campo mexicano es sencillamente por culpa del famoso
TLC.
El sometimiento político ante
Estados Unidos es quiérase o no, un acto literal de traición. Se requiere al
respecto no sumisión ni agresión hacia su vecino país, sino firmeza, algo que
nuestros corruptos políticos y gobernantes no tienen, ellos únicamente quieren
robar lo más que se pueda, para cuando finalice su periodo, vivir como reyes.
¿Y el pueblo mexicano?, pues que se friegue.
¿Y el pueblo mexicano?, pues que se friegue.
Enrique Peña Nieto un personaje
que desde siempre se cuestiono su nivel académico, su corrupción e
ignorancia, se ha mostrado como un títere maleable y perfectamente manejable por parte de Carlos Salinas de
Gortari, para seguir robando y saqueando al país.
Peña Nieto emuló a Santa Anna.
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