"Anderson" un joven ecuatoriano cruzó en bote la frontera sur de México rumbo a Estados Unidos para reencontrarse con sus papás después de cuatro años, pero nunca llegó a su destino.
Fue interceptado por "Los Zetas" en Tamaulipas y se convirtió en uno de los sobrevivientes de la masacre de 72 migrantes, ocurrida entre el 22 y el 23 de agosto de 2010.
Tenía sólo 17 años cuando el ecuatoriano transitaba por México con otros cinco ecuatorianos que buscaban cruzar hacia Estados Unidos.
De ellos, sólo él sobrevivió a la ejecución masiva de 72 migrantes en el municipio de San Fernando, Tamaulipas.
"Anderson" salió de Ecuador a Honduras y de ahí a Guatemala, donde permaneció 15 días.
Para cruzar a México, viajó a la comunidad de Santa Elena, en el departamento fronterizo de Petén, y cruzó en una lancha.
Ya en México estaba con otros 76 migrantes cuando, un sábado alrededor de las diez de la noche, los rodearon tres automóviles de donde se bajaron 8 personas armadas y los obligaron a subir a un vehículo.
"Los Zetas" preguntaron si querían trabajar con ellos, nadie aceptó.
“Nos llevaron a una casa, ahí nos amarraron de 4 en 4, las manos para atrás. Ahí nos tenían una noche".
"Después nos botaron boca abajo y después como que escuché un ruido que disparaban. Yo pensé que disparaban por ahí al lado, pero no”, dijo el ecuatoriano.
El ecuatoriano relata que escuchó cómo le dispararon a sus amigos y luego le dispararon a él. “Mataron a todos. Acabaron de disparar y se fueron, mataron todos los otros".
“Cuando se fueron, esperé dos minutos y me levanté. Salí de la casa. Caminé toda la noche. Pedí ayuda a dos hombres, pero no me quisieron ayudar”.
El joven relata que otra persona sobrevivió al ataque y estaba sana, se escondió cuando "Los Zetas" dispararon contra los migrantes en esa casa de San Fernando.
Salieron juntos de ahí y comenzaron a correr hacia una lámpara. Corrió como 10 kilómetros junto al otro sobreviviente, que empezó a separarse conforme se acercaban a la luz.
“Caminé, caminé con dolor, pidiendo auxilio. Nadie me quiso ayudar. Al caminar, ya se hizo de día, caminé más".
"Como a las 7 de la mañana vi a los marinos que estaban ahí, los migra. Llegué donde ellos, a ellos le pedí ayuda”, relata.
Después de ser resguardado por la Marina, el joven sobreviviente pidió al cónsul de Ecuador que le permitirá ver a su papá en Estados Unidos, pero le dijeron que tendrían que regresarlo a su país.
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