sábado, 3 de diciembre de 2016

Televisa, Peña Nieto y Angélica Rivera

Televisa urdió un plan, un proyecto que incluso tenía nombre: -Enrique Peña Nieto: presupuesto 2005-2006-, diseñado especialmente para promoverlo como candidato priísta a la gubernatura del Estado de México.

El costo constitucionalmente ilegal de aquel plan de propaganda electoral, fue de 346 millones 326 mil 750 pesos. Era una estrategia encubierta, a base de infomerciales con 200 noticias, entrevistas y reportajes en los que había que destacar las "bondades" del candidato en ese entonces a gobernador, y que el plan era también encaminarlo a la candidatura a la Presidencia de la República.

Los documentos que lo demuestran fueron filtrados a The Guardian por un ex empleado de la televisora más importante de América Latina. Todo cuadraba. Así se trazo el ascenso de un hombre, que se sobrepuso rápidamente a la trágica y misteriosa muerte de su esposa, Mónica Pretelini.

Con un futuro político prometedor gracias a las televisoras y a los políticos más corruptos y siniestros del país, Peña Nieto se convirtió en el "viudo de oro"  y, mientras asumía con entereza la crianza de sus tres hijos, la todopoderosa televisora le preparaba varias candidatas a novia para el montaje que se avecinaba con miras al 2012.

En televisa se preguntaban; ¿Galilea Montijo, Lucero o Angélica Rivera? la más apta, la que encajaba perfectamente en el papel y gracias a su popularidad por la última telenovela en el papel de -gaviota- era sin lugar a dudas Angélica Rivera. Muy pronto gracias a las televisoras y a las revistas del corazón, se convirtieron en la pareja ideal, nada mejor que una actriz con millones de seguidores (amantes de las telenovelas) por sus sublimes historias de amor en la televisión. Nada mejor que la perfecta historia de amor para manipular a los mexicanos amantes de los melodramas y así ganar votantes.

El opio para el pueblo estaba garantizado. No con partidos de fútbol, sino con un melodrama desde la cúpula siniestra del poder. Pero lo que comenzó como un cuento de hadas fue convirtiéndose poco a poco en un vodevil, una puesta en escena con tintes de comedia o, mejor dicho, de tragicomedia, marcada por la frivolidad, la incapacidad de gobernar, y, principalmente, el fraude electoral, la manipulación televisiva y la corrupción. De la hilaridad pasamos a la sorpresa. Después al estupor.

Fragmento tomado del libro, Soy La Dueña de Sanjuana Martínez, por FORBES una de las mujeres más poderosas e influyentes de México. 

Totalmente recomendado.


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