El Cártel de Sinaloa que lideraba "El Chapo Guzmán", amplió sus operaciones hacía las provincias más pobres de Argentina, donde estableció centros de producción, acopio y distribución de drogas.
Arropada por algunas iglesias de la región, está organización logró mantenerse a salvo de operativos policíacos en aquel país.
Los sinaloenses llegaron a la provincia del Chaco en 2007, la emisaria fue María Alejandra López Madrid, quien tenía como objetivo poner en funcionamiento la Iglesia Evangélica del Nuevo Milenio.
En 2009 se suscitó entre los habitantes del lugar y un mexicano que aseguraba ser pastor y reclamaba la propiedad de la iglesia. Las autoridades argentinas intervinieron, el supuesto pastor se identificó con el nombre de Jerónimo López Valdez. La policía verificó el nombre y comprobó que ninguna persona con ese nombre había ingresado al país.
Lo que si se encontraron fue una fotografía con el nombre de Victor Hugo López Valdez, una persona con antecedentes penales y que en México era buscado por narcotráfico.
La mujer que dos años antes había fundado la iglesia evangélica, fue detenida por las autoridades de Paraguay el 2 de mayo de 2009 por actividades ilícitas.
El 28 de agosto de 2009, Radio Fénix La Rioja, difundió un comunicado donde mencionaba que el Cártel de Sinaloa pretendía instalarse en Chaco, mediante la fachada de iglesias evangélicas, con la intención de enviar efedrina al exterior.
Para algunos especialistas, la estrecha relación entre iglesias de todo tipo y grupos de criminales, tenían con fin, el lavado de dinero.
Marcelo E. Decoud director de una institución privada que impartía capacitaciones en materia de criminalidad financiera y combate al lavado de capitales, mencionaba que las agrupaciones religiosas acudían a diversos bancos a depositar fuertes cantidades de dinero, después, ese mismo dinero era enviado al exterior a paraísos fiscales.
Estas operaciones las realizaban iglesias católicas, evangélicas, protestantes y bautistas.
Tras diversas investigaciones ,se encontraron rastros de otros cárteles mexicanos como el de los hermanos Arellano Félix y Los Zetas.
La razón principal de la incursión de los cárteles de la droga en las iglesias, era porque las iglesias no comprobaban sus ingresos, no daban razón de sus bienes, y mucho menos indicaban de donde venían las millonarias donaciones que ellos mismos depositaban en diversos bancos.
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