lunes, 27 de agosto de 2018

La recia vida de "Chalino Sánchez"

Tras el asesinato de Chalino Sánchez, el dueño de la seductora voz incómoda, surgieron decenas de imitadores y se grabaron más de 150 canciones en su honor, pero el narcocorrido ya no era lo mismo. Su vida fue de arranque como se dice en tierra culichi, ésa que lo vio nacer, y morir en mayo de 1992. Tres meses antes, hace 22 años, el aviso llegó


Un hombre subió al escenario, empuñó su pistola y apuntó.

Minutos antes, en el público las mujeres coreaban las canciones de su ídolo norteño y los hombres bebían alcohol. Entre los cientos de asistentes de esa noche, Eduardo Gallegos con la mirada vaga pero pasos precisos, se escabulló y se encaminó hacia al templete. Ubicado frente al cantante, lo único que le quedaba era jalar el gatillo.

Chalino sabía que en cualquier momento lo podían matar, por eso, al percatarse cogió su escuadra fajada y disparó el primer tiro. Cuando intentó el segundo el arma se le trabó. Entonces la estrelló en la cara de Gallegos. Tras la reacción de Chalino, Gallegos soltó dos disparos que atravesaron el pulmón derecho del cantante... Le tiró entre 11 y 12 impactos más pero no atinaron el objetivo.

Luego vinieron los gritos, la confusión y más disparos. Era casi la media noche del viernes 24 de enero de 1992, y en el escenario del restaurante-bar Plaza Los Arcos, de Coachella, California, cantaba ese joven de 31 años, moreno y espigado llamado Rosalino Sánchez Félix, mejor conocido como Chalino. Patilla a media oreja, tejana de lado, botas exóticas, pistola fajada, reloj y cadena de oro.

El tiroteo canceló el baile y el cantante terminó en el hospital. Ahí pasó diez días internado sin saber si la libraría. Gallegos también resultó seriamente lastimado y, al dejar el internamiento, fue detenido y encarcelado.

El saldo de la noche resultó en una persona del público muerta, de nombre René Carranza, y diez heridos.

Pero el cantante de rancheras románticas, corridos y narcocorridos se recuperó. Ese enfrentamiento le provocó fuertes críticas al propietario del local e incluso demandas de parte de los heridos, que lo orillaron a la venta del inmueble. En contraste, para el cantante fue de gran ayuda, puesto que se incrementaron sus ventas musicales y sus siguientes presentaciones estuvieron abarrotadas.

Ahí surgió el mito de Chalino Sánchez, el rey del corrido y del narcocorrido; el que no sólo cantaba canciones bravías sino que también vivía en un mundo peligroso y no temía a usar un arma de fuego. Esa noche la guadaña le mandó un claro aviso a Chalino, que él prefirió ignorar para seguir con su vida recia. La muerte ya lo traía en su lista... y en poco tiempo volvería por él, aunque ya no lo encararía en los Estados Unidos, sería en su propia tierra: Culiacán, Sinaloa, donde nació un 30 de agosto de 1960.


Es 16 de mayo de 2013 y la capilla de Chalino Sánchez, ubicada en el panteón de Los Vasitos, sindicatura de Las Tapias, en Culiacán, se halla solitaria. No. No hay música de banda, no hay licores callejeros, tampoco mujeres hermosas, sólo este silencio llano que apenas se interrumpe con los pasos lentos del sepulturero.

Hoy, durante las primeras horas de su aniversario luctuoso número 21, nadie lo ha visitado. Más tarde llegarán algunos familiares a recordarlo. Primero se alistan en un pequeño caserío donde nació Chalino, y que está en la localidad El Guayabo, en el municipio de Culiacán, aproximadamente a unos 20 minutos de este cementerio.

Las Tapias, otra localidad cercana, es en su mayoría serrana y se encuentra cerca del estado de Durango; por su ubicación, se ha convertido en una puerta para el tráfico de droga.

Por eso y a pesar de que los datos oficiales clasifican a estas tierras como zona de agricultura de temporal y autoconsumo, no es extraño encontrarse con gente armada, "halcones" en moto y hombres en camionetas costosas que vigilan el territorio.

Los Vasitos es uno de los pueblos más importantes de Las Tapias. Ése es el lugar donde la familia Sánchez Félix entierra a sus muertos.

Aquí están los restos de Chalino, de su hermano mayor Armando y de su padre Santos Félix.

La tumba es un cuarto de color naranja de aproximadamente 4 metros por 2, que en la parte superior de su pórtico mantiene una placa oscura con una imagen de Chalino, la Virgen de Guadalupe y la siguiente leyenda: "Querido hermano y padre Chalino Sánchez Félix, Agosto-30-1960 / Mayo-16-1992, has muerto para el mundo pero para nosotros siempre estarás vivo en nuestros corazones. Te extrañamos mucho, pero algún día en el cielo nos veremos otra vez".

No es el sepulcro más llamativo del pequeño cementerio, alrededor hay otros dos que son más grandes y hasta cuentan con aire acondicionado. Uno de ellos lo mantiene encendido las 24 horas del día...

En estas tierras donde ahora reposan los restos de Rosalino, nació hace 52 años. Formó parte de los ocho hijos de doña Senorina Félix y don Santos, quien falleció durante la primera infancia de su hijo Chalino, cuando apenas tenía seis años.

La vida entera de Chalino Sánchez fue brava, "de arranque", como se dice en esta parte de Culiacán. El futuro cantante pasó una infancia de carencias y apenas estudió la primaria, en ese periodo vivió un hecho trascendental: el "robo" de su hermana, una expresión que se usa cuando el presunto enamorado saca de su casa a una mujer y la lleva a vivir en concubinato con o sin consentimiento. Este hecho marcaría el futuro del joven serrano.


Sentado en una hamaca que cuelga de dos troncos que sostienen un tejaban en su casa de Los Vasitos, Enrique Félix pela unos cacahuates al tiempo que se impulsa con un pie para mecerse y ver pasar la mañana.

Es sobrino de doña Senorina Félix y asegura conocer bien lo que pasó aquel día, cuando el cantante serrano vengó a su familia y mató a Héctor El ChapoPérez, un apodo usual para definir a la gente de baja estatura.

La leyenda del cantante dice que asesinó al que se robó a su hermana, aunque don Enrique Félix tiene otra versión: "Chalino sí mató a Héctor El ChapoPérez, pero él sólo era el ayudante, ya que el enamorado era una persona de nombre Juan Quiroz, que aún sigue vivo".

Enrique, ya rebasa los 50 años y esta mañana luce ataviado con guaraches empolvados de piel de avestruz, pantalón clásico de mezclilla y camiseta blanca desmangada.

Chalino le guardó resentimiento al "Chapo" porque era muy hablador y por el pueblo se burlaba de asuntos de la vida íntima de la pareja, mancillaba el buen nombre de su hermana.

—Y dicen que le dijo él: "mira Chapo, el día en que yo llegue a ser hombre, la primera pistola que compre en tu pecho la voy a estrenar" —cuenta Enrique, de piel morena, cana en ceja y voz tropezada.

Y Chalino cumplió su palabra. Cuando tenía entre 16 y 17 años fue a buscar al mentado "Chapo". Al pedir razón de él, le informaron que andaba junto a sus hermanos en el baile de un pueblo cercano llamado El Vizcaíno.

—Estaban en el baile y el difunto del "Chapo" andaba bailando, cuando Chalinoy otro se le acercaron. Chalino le andaba rondando, cerquita, pero no le tiró porque andaba bailando. Ya que el difunto sentó a la muchacha, entonces Chalino agarró la pistola y tun, tun, tun... Tres balanzones con una súper de un lado al otro, y el "Chapo" cayó. Yo lo miré cuando cayó y se arañaba la cintura, pero no traía nada. Ya estaba quebrado y no podía levantarse —relata el primo de Chalino, y en su mirada se advierte el recuerdo como si hubiera sucedido hace apenas unos días.

Después del asesinato, Chalino no tuvo de otra, huyó río abajo.

—Los que hizo fue con razón —justifica el pariente mientras recuerda ese corrido que el cantautor se compuso a sí mismo, el "Corrido de Rosalino".

Dejó su tierra natal
Porque así quiso el destino
Por defender su familia
Por eso peleó Chalino


Pero los problemas de la familia Sánchez Félix continuaron aquí en Las Tapias. Chalino y sus hermanos se distinguieron por ser personas honestas, derechas y de buen modo cuando a ellos así se les trataba, pero no se dejaban intimidar por nadie, así fuese el cacique del pueblo.

Por eso, y después de acomodarse en la hamaca, don Enrique suelta la historia de otro asesinato que involucró a la familia Sánchez Félix.

—Armando, hermano mayor de Chalino, en Las Flechas mató a un tal Aparicio Ruiz, un señor como de la edad mía, y Armando estaba nuevo. Y el señor ese la hacía de bragado también; manejaba una 38 especial rodeada de parque y en el rancho él quería ser más que todos, dominar a todos.

Cuenta que un par de primos de Chalino cantaban afuera de la casa del señor Aparicio, y cuando el señor salió, sacó una pistola y con un par de tiros a los pies los corrió del lugar.

—Que no quería ruidos afuera de su casa —recuerda don Enrique.

Los primos le comentaron a Armando lo que había sucedido, y como el hermano de Chalino andaba armado, ni siquiera lo pensó, fue a ajustar cuentas a la puerta de su casa.

—Le dijo: "no Aparicio, tú todo el tiempo has sido así con la gente, ahora tú y yo nos matamos". Aparicio le pegó como unos 3 tiros con una 38 especial y Armando le metió como unos 5 con una 38 súper. Aparicio quedó ahí, en el intento y a Armando se lo llevaron volando pa´ Culiacán, lo operaron y se libertó —dice.

De ese enfrentamiento, años después Chalino Sánchez escribiría un corrido llamado "Los dos Cabales". A diferencia de don Enrique, el cantante no muestra a Aparicio como una persona negativa, pero coincide en la sucesión de los hechos.

Se agarraron pecho a pecho
Los dos eran muy cabales
Ya con la sangre caliente
Nada podía importarles
Otro día por la mañana
Fue la noticia fatal
Aparicio pal´ panteón
Y Armando al hospital

Cuando Armando se recuperó, los dos hermanos abandonaron Las Tapias, Culiacán y Sinaloa. Ahora, sus vidas se desarrollarían entre las fronteras de México y Estados Unidos.


Chalino y Armando llegaron de indocumentados a Estados Unidos a finales de la década de los 70. El primero se dedicó a trabajar durante un tiempo en cosechas agrícolas de California y Oregon. Después se estableció en Inglewood, una ciudad del condado de Los Ángeles y comenzó a laborar en diversos oficios: lavando autos y hasta de chofer del dueño de un restaurante.

Luego inició la actividad de pollero junto a su hermano Armando, es decir, a contrabandear personas de México a Estados Unidos, relatan los estudiosos del fenómeno Chalino Sánchez, entre ellos Sam Quiñones, Elijah Wald y Juan Carlos Ramírez-Pimienta, referencias indispensables adentrarse en la vida del cantante sinaloense.

En 1984, su hermano Armando fue encontrado muerto en el hotel Santa Rita de Tijuana, Baja California, por un supuesto amigo que demostró no serlo. Tras el deceso, Chalino le dedicó tres corridos, uno de ellos llamado "Recordando a Armando Sánchez", explica a detalle lo sucedido:

Armando estaba dormido
Cuando aquel hombre tocó
Nomás al abrir la puerta
Siete balazos le dio
Cayendo herido de muerte
Y al poco rato murió

Tras el homicidio de Armando, el corrido deja ver una nueva vendetta cumplida.

Al poco tiempo del crimen
Aquel cobarde cayó
Siendo una 45
La cual venganza cobró
Y en las ansias de la muerte
decía que a Armando miró

Tras el asesinato de su hermano, Chalino fue acusado de varios delitos menores y recluido por unos meses en una cárcel de Tijuana, junto con otro de sus primos, Ismael. Ahí comenzó a escribir sus corridos por encargo y remuneración económica.

Cuando salió de prisión regresó a Los Ángeles, donde ya se conocía que escribía corridos, por lo que mucha gente comenzó a encargarle sus historias de vida o anécdotas personales, que Rosalino componía y entonaba a cambio de pagos en efectivo o especie, como relojes o joyas de oro.

En ese tiempo se casó con Marisela, una joven de Mexicali que le presentó un pariente en Estados Unidos. La boda, una ceremonia sencilla y con pocos invitados, fue un tanto precipitada por el embarazo de la muchacha, quien ya gestaba al que sería el primogénito de Chalino: Adán Sánchez, quien moriría en 2004 en un accidente carretero a los 19 años de edad —cuando iba de Sinaloa a Nayarit y ya era un reconocido cantante grupero de 19 producciones discográficas.

Tiempo después de su nacimiento, el matrimonio concebiría por segunda vez, una niña a quien llamarían Cynthia. Tres años después de casarse, Chalinopadre grabaría su primer material en Estados Unidos con el grupo norteño Los Cuatro de la Frontera. Esa grabación dispararía su carrera sin siquiera haberlo imaginado.


Enrique Félix, primo de 'Chalino' afirma que es cierto que mató un hombre y huyó.

Esta tarde de mayo de 2013, algunos familiares de Chalino Sánchez visitan su tumba, ingieren al pie unos botes de cerveza e intentan abrir la capilla para depositar una veladora en su interior. Pero no pueden, porque se han equivocado de llave. No han traido la correcta. Después regresan a su casa de El Guayabo, donde nació Chalino, que hoy luce de un color amarillo.

Los familiares, que no son de muchas palabras en los temas que puedan ser incómodos, lo primero que destacan es esa facilidad de Chalino para escribir, y aunque omiten comentarios acerca de su paso por la cárcel de Tijuana, confirman que el sinaloense inició componiendo corridos por encargo.

—Te voy a contar cómo estuvo el pedo de Chalino —suelta tras unos minutos de silencio su hermano Juan, un hombre moreno entrado en los 40 años, con pelo corto, bigote ralo y actitud sencilla—, él empezó a componer corridos a camaradas y le dijeron que los grabara en un casetito. Y sacó 50 la primera vez, tenía como 10 corridos y a cada uno de los que les compuso un corrido le regaló uno. Tengo uno de esos ahí en la casa, como amarillitos, anaranjados. Tenían el RR (Rosalino Records), que era el logo de él, por ahí de 1987 o 1988. 

El truco del compositor y cantante serrano no estaba en las páginas de un libro de música ni en escuchar canciones de otros corridistas, sino en la taza del baño: una vez que entraba no salía hasta tener un corrido compuesto.

De los parientes, su hermano Juan es quien más se anima a responder preguntas. Aunque formalmente es sobrino de Chalino, toda la vida se consideraron hermanos.

—Era recio y natural. Y tenía otra manera de contar los corridos, más bravíos. Haz de cuenta que estabas leyendo una historia de Estefanía, de esos libritos -dice Juan, para quien las letras de Chalino son como esas historietas de vaqueros escritas por el español Marcial Lafuente Estefanía, situadas en el viejo oeste de los Estados Unidos.

—Te decía cómo traía la pistola, cómo iba vestido: todo —describe—, era rápido pa' todo, hasta pa'l cuete —remata mientras recuerda a Chalino y simula con la mano una pistola.

Y aunque era muy hábil para escribir, tenía un defecto que terminó convirtiéndose en un distintivo: una incómoda voz. Las críticas por su desagradable tono surgieron desde el primer momento en que grabó el casete con Los Cuatro de la Frontera, sin embargo y para sorpresa de todos, el material cobró popularidad.


En el documental llamado Chalino, una vida llena de peligros, su ex promotor Fernando González, recuerda lo que un día conversó con el intérprete: "(Chalino) me preguntaba que si a mí no me gustaba como él cantaba, y yo siempre he sido muy honesto y he sido muy crítico, pero yo te pondría a ti: el criminal de la canción mexicana".

El propio cantante y compositor serrano reconocía los defectos de su tesitura vocal. En un concierto en el salón El Farallón y en pleno éxito de su carrera dijo entre canción y canción: "Quiero que le brinden un aplauso a la Banda Culiacán, hombre, ya que sin ella pues no podríamos hacer nada porque si de por sí canto gacho, y sin músicos: ¡en la madre!".

Y a pesar de que al principio de su carrera la radio de Los Ángeles no lo tocaba, el material se afianzó en California y un poco después en Culiacán. Ahí se encargó de sonarlo Miguel Ángel El Chapo Soto, un vendedor del mercado Rafael Buelna, quien al principio y por su cuenta, vendía copias de los casetes y más tarde, previo acuerdo con el cantante y compositor, comenzó a vender por miles el material que introducían, de manera legal o ilegal, por Sonoíta, aquel municipio fronterizo que se encuentra en Sonora.

Con el paso del tiempo la popularidad de Chalino crecía: grababa con mejores disqueras, hacía duetos, y claro, vendía más boletos para sus bailes; las composiciones y el estilo de Chalino gustaron tanto en California que se convirtió en objeto de identificación y reencuentro de los jóvenes méxico-americanos, nacidos en México o en los Estados Unidos.

Y es que esta generación se identificaba más con la música inglés, como ahora el Hip-Hop o el Rap, que abordaban tópicos de calles y criminales, pero Chalino y su bravura les dio una razón para sentirse orgullosos de la música de rancho de sus padres.

En las calles de Los Ángeles se empezaron a ver jóvenes con botas exóticas, tejanas ladeadas, sacos norteños, anillos y cadenas de oro. Cuando los veían así, decían que andaban todos "achalinados". Así no’más.

—La Chicanada se empezó a acercar a los mexicanos, al principio no podían hablar el español, pero después se ponían sombrero, botas y todo eso, iban a todos los bailes. Traían "Las Nieves de Enero" tocando en cada uno de los carros low riders —recuerda Juan.


"Las Nieves de Enero", del compositor Mario Molina Montes, fue uno de los éxitos más fuertes de Chalino, tanto que todavía es repertorio obligado de las agrupaciones norteñas y de las rocolas de cantina. Se trata de una historia de desamor donde el varón espera paciente a su amada pero ella sólo juega con su querer. La trama se sitúa en la sierra e incluye metáforas relacionadas con la naturaleza.

Ya se fueron las nieves de enero
Y llegaron las flores de mayo
Ya lo ves me he aguantado a lo macho
Y mi amargo dolor me lo callo

Ésa fue su ranchera romántica más famosa, pero "La muerte de El Pela Vacas" fue el corrido que más lo distinguió, al grado de que este mote se trasladó a su persona. Además fue la primera pieza que grabó con Los Amables del Norte, agrupación que lo acompañó en varias producciones y conciertos. La historia trata de un delincuente al que todos temían y termina asesinado a traición. Se desarrolla en el rancho El Vizcaíno, lugar donde Chalino mató al Chapo Pérez.

Muy temprano comenzó
Su carrera delictuosa
Se llevó a una linda dama
Y así empezó la cosa
Pa´todo el que vive recio
Se encuentra lista una fosa

En total, Chalino grabó cerca de 200 corridos, la mayoría de su autoría. Una buena parte de éstos están basados en hechos reales, pero otros cuentan lo que el cliente desea que se diga en la pieza. "El que paga manda". Eso lo tiene claro Juan, quien durante años acompañó a su hermano en California.

Sorprendido, recuerda un caso donde el cliente no era ni un millonario ni un mafioso, al contrario, era un obrero que deseaba un corrido donde se resaltaran sus virtudes.

—Una vez un señor le mandó a hacer un corrido, era de los primeritos, trabajaba en una fábrica pero quería hacer un corrido —resalta Juan con la mirada perdida en el recuerdo—, entonces cobraba 700 dólares y el bato todavía le quedó debiendo 100 dólares a Chalino, me acuerdo. Era ése que decía "una Ranger de lujo, linda y bien equipada". Juan no recuerda el nombre del cliente, pero esa letra pertenece al corrido de "Juan Machado". En la canción, Chalino realiza un afortunado juego de palabras que simula a un personaje extravagante, valiente y que comete actos ilegales; nunca al trabajador de una fábrica.

En una Ranger de lujo
Linda y muy bien equipada
Él se pasea muy tranquilo
Porque no le teme a nada
Con su tejana de lado
Y su pistola fajada

Y así como aceptó que por este corrido le quedaran debiendo 100 dólares, hubo otras veces que eliminaba los corridos que no le pagaban.

—Los rompía, no los grababa, así era él. Decía: "Tú me los mandaste a hacer, tú me pagas" —dice Juan con un dejo de orgullo en el semblante.

Sus primeros corridos por encargo los cobró en 700 dólares, al paso del tiempo creció la tarifa hasta llegar a 3 mil dólares por canción compuesta en una sentada de retrete.


Sus composiciones regularmente están dedicadas a "hombres valientes y mujeriegos" que les gusta vivir la vida recia, a placer y en la ilegalidad. La mayoría de los narcocorridos no relatan claramente la actividad narcótica del personaje. El tratamiento delincuencial es velado y requiere deducciones; tal vez porque hace dos o tres décadas los narcotraficantes preferían mantener un bajo perfil y un corrido de éstos los subiría al mostrador.

Pero hay uno llamado el corrido de "Rigoberto Campos", primo de Manuel Salcido El Cochiloco, uno de los líderes del Cartel de Guadalajara, que al contar su historia deja clara su condición.

Dicen que había estado preso
Por ser narcotraficante
Y a los meses que él salió
Lo hallaron lleno de sangre
Le habían cortado los brazos
Por orden de un contrincante

También le hizo narcocorridos a otros traficantes como Inés Calderón y Javier Torres Félix, El JT. Sobre este último apenas se puede inferir una actividad delictiva. Pero la situación ha cambiado, ahora los narcocorridos presumen la actividad del narcotraficante, del sicario.

Se han convertido en cantos de guerra que buscan intimidar al contrario: son tan explícitos en sus letras y hablan sobre el placer de matar y torturar a cada enemigo; relatan historias que van desde el gusto de drogarse, hasta cortar cabezas con cuchillos afilados.

Por este tipo de letras es que a Juan no le gustan los nuevos corridos de delincuentes y narcotraficantes. Asegura que son "una cochinada" y deben ser nombrados como los verdaderos "nacocorridos", mote que incomoda a buena parte del ambiente grupero. Una de estas canciones se titula "Carteles Unidos" y forma parte del Movimiento Alterado:

Ay les va el apoyo pa´tumbar cabezas
El Macho va enfrente con todo y pechera
Bazuca en la mano ya tiene experiencia
Granadas al pecho la muerte va en ellas
Lo he visto peleando también torturando
Cortando cabezas con cuchillo en mano
Su rostro senil no parece humano
El odio en sus venas lo había dominado


Acompañado de cinco mujeres que portaban un diminuto vestido blanco, Chalino Sánchez subió al escenario del salón Bugambilia en Culiacán, Sinaloa, con su sombrero ladeado y su saco estilo norteño.

Habían pasado más de cinco años de que aquel joven serrano, de camisa desabotonada, había grabado su primer disco y poco más de ocho de que mataron a su hermano. Previo a esa presentación, sus familiares y amigos le dijeron que no aceptara el contrato, que cantar en Culiacán era muy peligroso porque ya sabían que estaba amenazado de muerte.

Pero a Chalino le hicieron una oferta económica que no pudo resistir. Aceptó ir a cantar a su estado natal. Se habló de una paga de 20 mil dólares.

Era 15 de mayo de 1992. Habían pasado poco más de tres meses del tiroteo en Coachella, California, donde estuvo a punto de perder la vida. Su familia estaba preocupada.

"Sí hubo algunas llamadas un poquito raras, sí hubo gente que nos previno de lo que iba a pasar, pero también él era una persona muy segura de sí misma y dijo: '¿sabes qué? si mi padre Dios ya lo decidió, va a pasar´. Así fue", registra la voz de su esposa, Marisela Vallejo, en el documental de Chalino.

Esa noche, en el salón Bugambilias no cabía otra alma: los hombres vestían "achalinados" y las mujeres lucían sus peinados esponjados, copetes fijos con Aquanet, vestidos entallados y maquillaje sin recato.

El baile transcurría como lo planeado: cantaba flanqueado de hermosas edecanes y acompañado por el grupo Los Amables del Norte, cuando un mensaje escrito —se cree que una amenaza— llegó a sus manos. Al leerlo, Chalino cambió el semblante fiestero a uno claramente perturbado.


"Cuando lo leyó se le notó el nerviosismo; le han de haber mandado decir algo pero él nunca dijo nada", recordó Nacho Hernández, el acordeonista del grupo Los Amables del Norte en el video que narra la vida del cantautor culichi.

Al terminar el baile, en vez de irse a refugiar ante un posible ataque, Chalinodecidió seguir la fiesta. Ya lo esperaban unos carros con mujeres en su interior. A la altura del monumento a Cuauhtémoc, antes llamada La Canasta, una zona céntrica de la ciudad, fue interceptado por un grupo de hombres armados que dijeron ser policías. Lo bajaron del carro y lo subieron a otro para llevárselo hacia el norte de la ciudad.

Al día siguiente fue hallado con un par de tiros en la nuca. Buena parte de sus seguidores se negaron a creer que su ídolo había muerto.

"Cuando fui a la funeraria, Chalino traía un tatuaje chiquito en el tobillo. Y la gente decía no es, no es, pero por eso fui a checar el talón y sí, ahí estaba una crucecita chiquita que casi no se miraba", dijo Juan.

De esto han pasado más de 21 años, las incógnitas del crimen no se resolvieron y el mito del cantante sinaloense sigue creciendo. Como él mismo cantaba en el corrido de "La muerte del Pela Vacas": "Pa´ todo aquel que vive recio, se encuentra lista una fosa".

La de Chalino Sánchez está en Los Vasitos, Sinaloa.

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