miércoles, 8 de agosto de 2018

Las fiestas peligrosas de "La Barbie"

Meses antes de su detención, Édgar Valdez Villarreal alias "La Barbie", comió en un restaurante de la zona Diamante de Acapulco.


El capo acostumbraba a convivir con socios, pistoleros y operadores financieros.

La última noche que cerraría para él y sus socios un lugar, "La Barbie" pidió para todos los presentes: jugosos cortes argentinos y champán.

Édgar Valdez Villareal reía y brindaba. Se veía como una reunión alegre, de lo más normal. 

Parecía como cualquier otro cliente devorando carne; como si "La Barbie" no fuera "La Barbie". Brindaba con su bebida favorita: Moët & Chandon.


Esa ocasión cerró el lugar por completo. Se acomodaron cubiertos para 30 personas. Algunas entraron armadas.

Llegaron seis camionetas, hombres armados acomodaron las unidades a pocos metros del sitio.

Valdez Villareal reía mucho. Era cortés, pero al caminar miraba por arriba del hombro. No todo el tiempo hablaba en español, en ocasiones lo hacía en inglés.

"La Barbie" ordenaba poner música norteña y corridos diversos, en especial el suyo.

Era impensable que los días en libertad de "La Barbie" estuvieran por terminar. Las noches enteras en antros como Palladium y Clásico del Mar, no volverían más.

Finalmente el 30 de agosto de 2010,  Édgar Valdez Villarreal alias "La Barbie" fue detenido en el Estado de México.

"La Barbie" cobró notoriedad en Guerrero después de la muerte de Carlos Esteban Landeros Sánchez, en febrero de 2006.

En esa época, Valdez Villareal aún trabajaba para Arturo Beltrán Leyva alias "El Jefe de Jefes".


En Guerrero, "La Barbie" era sinónimo de balaceras, muertes y violencia. Cuando se le antojaba cerraba el Baby’O, la disco más famosa de Acapulco.

Otro de sus antros favoritos era El Alebrije, donde una botella de champán costaba 16 mil pesos.


A Édgar Valdez Villarreal lo recuerdan como el hombre que llegaba a pagar cuentas por arriba de los 100 mil pesos.

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