Si me voy rapidito alcanzo el camión, fue lo último que dijo Fanny antes de que Heriberto Lazcano se la llevara para hacerla su novia.
Silvia Stephanie Sánchez Viesca-Ortiz, mejor conocida como Fanny, desapareció el 5 de noviembre de 2004 en Torreón, Coahuila, actualmente podría ser la madre de un hijo de Heriberto Lazcano Lazcano alias "El Lazca", exlíder del Cártel de los Zetas y quien supuestamente fue asesinado por la Marina en Progreso, Coahuila.
La jovencita habría sido secuestrada por Salvador Alfonso Martínez Escobedo, alias “La Ardilla”, quien la entregó a Heriberto Lazcano según investigaciones de Homero Ramos, en aquel entonces Procurador de Justicia del Estado de Coahuila.
Fue una noche de noviembre de 2004, cuando Fanny desapareció sin dejar rastro.
Lo último que hizo fue pedir prestado dinero a una antigua vecina para llegar a su casa. Oscurecía, las calles apenas estaban alumbradas.
Fanny, de 16 años, regresaba de un torneo deportivo en el Colegio Español. Llegó a la colonia Centro, donde antes vivía para entregar un cd walkman a casa de un amigo. Escuchaba a Britney Spears, “Lucky” era su canción favorita.
Caminó deprisa por la calle 28 y Matamoros, los autos pasaban lanzando destellos por la avenida Juárez. Iba vestida de pantalonera gris, playera con logotipo del colegio: tenis negros. Llamaba la atención su mochila rosa en forma de conejo.
Según investigaciones de la Procuraduría General de Justicia del Estado de Coahuila, realizadas durante 2004, 2005 y 2006, Fanny estaba muerta, y había sido enterrada en algún lugar a las afueras de Torreón. La PGR decía lo contrario, afirmaba que seguía viva.
Óscar Sánchez Viesca y Silvia Ortiz, sus padres, declararon lo siguiente:
— La última vez que fuimos a Saltillo le dijimos al Procurador, ¿Sabes qué? ya estuvo suave de que nos traigan como idiotas, porque no puedo llamarle de otra manera luego de presentar dos hipótesis totalmente contrarias.
— Decían que la niña se había ido por culpa de nosotros.
La última vez que la vieron sus padres, fue aproximadamente a las 16:00 horas del 5 de noviembre de 2004, Fanny llegó de prisa a casa.
Esta vez no se encerró por horas en su cuarto a escuchar a Britney Spears.
Se cambió de ropa, comió, y se fue.
— Mamá, tengo que irme al deporte, dijo con voz acelerada.
— ¿A qué hora sales?, ¿a la misma hora?, preguntó Silvia Ortiz.
— Si, nada más que ahora no tengo entrenamiento de basquetbol. Tengo torneo.
Fanny no iba a jugar, sólo iría a apoyar a sus compañeros del torneo varonil. Michelle, su hermano, también se preparaba para ir a jugar futbol.
En ese entonces la familia acababa de adquirir una casa en Villas del Nazas, a las afueras de la ciudad. Su papá los iba a llevar, una llamada del trabajo se lo impidió. Los dejó sobre el boulevar Rodríguez Triana, donde tomaron el camión Torreón-Matamoros.
Fanny tomó asiento en la quinta fila del lado derecho, iba sola. Michelle se fue atrás; bajó en la Unidad Deportiva de Torreón por la puerta trasera.
En casa se hizo de noche. Ambos no llegaban. A Silvia la empezó a embargar la preocupación. Mantenía la esperanza de que sus hijos anduvieran juntos
—A veces Michelle esperaba que les dieran “aventón”, y por eso tardaban.
Llegó Israel, amigo de la familia, iba a visitar a Michelle. Dieron las 10 sin noticias, Silvia dijo:
— Yo ya me cansé de esperar, es muy tarde y no llegan.
Esa frase coincidió con una llamada de Michelle, al celular del papá.
— ¡Papá voy a llegar tarde porque ando con unos amigos!
— Oye, ¿y tu hermana?, cuestionó Óscar Sánchez Viesca.
— No sé. Yo me quedé en la deportiva, ella se fue al colegio. Ya no la vi.
Silvia decidió salir a las calles en compañía de Israel para buscar a Fanny; Óscar y el hijo mayor, Christopher, harían guardia.
Visitaron amigos, vecinos y familiares en vano. Para las 12 de la noche regresaron a casa para ver si había noticias: nada. Había llegado Michelle, se incorporó a la búsqueda por las calles de la ciudad.
Una de las últimas instancias fue ir al hogar de Nancy, compañera de escuela y hasta hace dos meses vecina de la familia. Estaba dormida: era la 01:30 de la mañana.
Silvia llamó a la puerta: Le daba vergüenza tocar.
Atendió la mamá de Nancy:
— Fanny vino porque dijo que le habían robado el dinero para el camión, me pidió dos pesos prestados para regresar a su casa.
Son las 8:30 ¿Alcanzas camión?, preguntó Concepción mamá de Nancy.
— Si me voy rápido alcanzo el camión, respondió Fanny apurando el paso.
Concepción vio caminar a Fanny una cuadra por la calle 28, iba rumbo al boulevar Revolución para agarrar el camión Ciudad Nazas.
Cerca de ahí hay un bar llamado Club Fox. A pocos metros también una base de taxis.
Fue una noche sin dormir, vigilando celulares, hablando con los amigos, y pidiendo a Dios que todo quedara en un susto.
A las 06:00 de la mañana del día 6, Óscar Sánchez Viesca cuestionó a los últimos choferes de esa ruta.
Uno se acordó de ella, pero indicó que esa noche en la última corrida, no viajó.
Años después, la familia de Fanny recibió información donde se decía que había sido mamá de un niño, y que era frecuente que ella los observara a la distancia para tener la certeza de que estuvieran bien.
Tiempo después apareció una foto de una mujer de 24 años, con rasgos muy parecidos a Fanny, al lado del líder de "Los Zetas".
Esa fotografía que circulaba por Internet, llegó a las manos de la madre de Fanny, algunos afirmaban que la mujer de la foto si era la joven desaparecida.
Se dice que de manera anónima, hicieron llegar la ubicación exacta de Fanny a su familia, pero el peligro era alto por ser territorio en ese entonces de los poderosos y sanguinarios "Zetas". La información llegó junto con una fotografía reciente, en diciembre de 2007 a la Asociación Mexicana de Niños Robados y Desaparecidos, AC.
Hasta el día de hoy Fanny no ha regresado a casa. Sus padres no han perdido la fe, aseguran que su hija volverá.
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