Osiel se sentía tan libre y poderoso que incluso desafiaba sus propios límites. En el año 2000 cuando arrancó la campaña de Vicente Fox Quezada como candidato panista a la presidencia de la república, el hotel Fiesta Americana de la avenida Reforma fue su base de operaciones, estaba tan vigilado que parecía cuartel militar.
Un día Osiel Cárdenas transitaba por la iluminada avenida cuando un impulso lo acometió. Quería pasar la noche en el mismo hotel donde estaba alojado el candidato presidencial.
Un día Osiel Cárdenas transitaba por la iluminada avenida cuando un impulso lo acometió. Quería pasar la noche en el mismo hotel donde estaba alojado el candidato presidencial.
Soldados y personal del estado mayor presidencial vigilaban los alrededores de ese aposento. El abanderado del PAN había rentado todo un piso y decenas de habitaciones más para la comitiva que le acompañaba.
La noche estaba cayendo y el capo se sentía cansado. El acompañante y chofer creía que irían a un hotel discreto de la ciudad, pero queda impactado y salta de sorpresa al escuchar que el entonces jefe máximo del Cártel del Golfo, le pide que se dirija al hotel Fiesta Americana.
"Me encantaría dormir en una cómoda suite y tomarme unos tragos", le dice Osiel.
Su acompañante lo mira desconcertado y no duda en preguntarle si estaba loco. Osiel Cárdenas ríe con sarcasmo y le dice:
"No, no estoy loco. Ese lugar es el más seguro del mundo".
Y tal como lo ordenó, Osiel Cárdenas Guillen uno de los narcotraficantes más buscados por Estados Unidos y México en ese tiempo, pasó cómodamente la noche en el "hotel más seguro del mundo", sin que nadie se diera cuenta.
Fuente: Libro "Osiel: vida y tragedia de un capo" de Ricardo Ravelo
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