Santiago Meza López trabajó como sicario durante 10 años con los hermanos Arellano Félix. Actualmente se encuentra recluido en el penal del Altiplano desde 2009, "El pozolero" confesó haber disuelto 300 cadáveres, aunque se le han contabilizado más de 5 mil.
Santiago Meza López apareció el domingo 25 de enero de 2009 en la televisión. Vestía un pantalón de mezclilla y una sudadera gris deslavada, en un terreno baldío de Ojo de Agua, Tijuana. Llevaba las manos tras la nuca, la mirada hacia abajo y estaba rodeado por militares.
Un periodista le preguntó:
–¿Cuántas personas deshiciste?
Con el ojo izquierdo casi cerrado por una inflamación, raspones en el rostro, Santiago Meza respondió:
–Unas 300.
Siguió una lluvia de preguntas de los reporteros presentes:
–¿A qué tipo de personas deshacías?
–A los que me traían.
–¿Tú los matabas?
–Me los traían muertos.
–¿Los despedazabas?
–No, enteros.
–¿Cómo lo hacías?
–Yo los echaba en un tambo con ácido y ahí se desintegraban.
–¿Qué tiempo se tardaba en deshacer un cuerpo?
–Veinticuatro horas.
–¿Qué hacías con lo demás, con lo que te quedaba cuando estaba deshecho?
–Lo echaba en una fosa.
–¿En qué fosa?
–Aquí, en esta casa.
Meza López hizo entonces un gesto con la cabeza, con el que señaló el suelo que pisaban él, los militares y los reporteros: un terreno baldío bardado con bloques de cemento. El interrogatorio duró menos de cinco minutos y, aunque cortante y escueto, Meza López respondió todo lo que le preguntaron. Así, se supo que entre sus víctimas no había niños ni mujeres y que por su trabajo recibía 600 dólares al mes. Dijo primero que disolvió a 300 personas en un solo año, aunque después aclaró que 300 era, en realidad, el número total de víctimas que había deshecho durante los 10 años que practicó el oficio. Dio detalles a la prensa sobre su modo de trabajo, con una naturalidad que sorprendió a todos. El principal componente era la sosa cáustica.
Aquel 25 de enero, al presentarlo a la prensa, los militares lo identificaron con el sobrenombre de, "El Pozolero". Este apodo apareció en las revistas, periódicos, dio nombre a una película y motivaron narcocorridos. Su método de trabajo igualmente no tardó en aparecer en series de televisión.
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