El control de Sergio Villarreal Barragan alias "El Grande" sobre la estructura de gobierno de la cárcel de Puente Grande fue evidente. La primera instrucción que dio para su seguridad fue paralizar todo el movimiento del penal cuando él fuera a cualquier parte. El ex jefe de sicarios de los Beltrán Leyva nunca ocultó su temor de ser ejecutado en la prisión por el grupo de su ex socio Édgar Valdez Villareal alias "La Barbie". Por eso "El Grande" ordenó a la dirección del penal que lo mantuviera lejos de un posible atentado. La mejor manera de hacerlo era detener todas las actividades cuando él se trasladaba, siempre con un comandante, cuatro oficiales de guardia y dos agentes del Cisen como escoltas.
El protocolo de seguridad de las prisiones federales establece que todos los internos asignados al área de Tratamientos Especiales o Conductas Especiales deben recibir los alimentos en su estancia. Pero "El Grande" frecuentemente solicitaba que le dieran los suyos en el comedor general y nadie se oponía. La direccion del penal le cumplía sus caprichos: se detenían los preparativos para la comida de los otros presos. Nadie podía llegar al comedor porque ahí estaba Villarreal Barragán. Eso pasaba al menos tres veces por semana; la mayor parte de los reos se quedaban sin comida o ésta se retrasaba hasta tres horas.
"El Grande" no comía lo mismo que el resto.
Sergio Villarreal podía tomarse el tiempo que él quisiera para consumir sus alimentos, estos provenían del exterior, tardaba más de dos horas en comer mientras que la norma del CEFERESO 2 de Occidente establece que el tiempo máximo para que un reo se alimente es de 10 minutos.
El servicio medico que recibía "El Grande" era extraordinario, mientras que para el resto de los presos la consulta médica se limitaba a una atención de tres o cuatro minutos.
A finales de diciembre de 2010, antes de la cena de nochebuena, "El Grande" demostro nuevamente lo que era tener el poder de la cárcel federal: hizo llegar a su celda un trío. Toda la noche del 23 se escuchó la música.
Sergio Villarreal Barragan alias "El Grande" no fue tan ostentoso como "El Chapo Guzmán" en su momento en la misma prisión. Nunca alardeó del control que mantenía sobre Puente Grande.
La razón de los beneficios y tratos especiales que recibía "El Grande" según él era porque tenía una excelente relación con el mismísimo presidente en turno; Felipe Calderón.
Por eso tiempo atrás cuando "El Grande" y Felipe Calderón se encontraron en el bautizo de la hija del senador Guillermo Anaya Llamas se saludaron como conocidos. Villarreal tiene lazos familiares con Anaya Llamas: un hermano del sicario, llamado Adolfo, estuvo casado con Elsa Anaya, hermana del panista, cuando éste fue alcalde de Torreón, Coahuila.
A diferencia del "Chapo Guzmán" cuando tuvo el control de ese penal, "El Grande" no derramó beneficios para otros reos. Era egoísta. Al poco tiempo la población de reos comenzó a odiar al "Grande", se cancelaban las visitas familiares de todos para que él pudiera salir a la suya. El Cefereso se paralizaba incluso cuando él decidía tener visita íntima. Nadie podía salir de su celda porque Sergio Villarreal deambulaba por los pasillos.
Fuente: Libro "Los Malditos 2, El Último Infierno, más historias negras desde puente grande" de J. Jesús Lemus.
Fuente: Libro "Los Malditos 2, El Último Infierno, más historias negras desde puente grande" de J. Jesús Lemus.
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